Dicen que el tesorero del infierno es el único que conoce mejor el averno que el mismo diablo. Pero chascarrillos a parte, la realidad es que la función de tesorería tiene una dosis muy alta de responsabilidad y más bien poco glamour. Es la figura que debe garantizar la salud financiera y la sostenibilidad de la organización a largo plazo - ya se trate de un colegio profesional, una asociación, un club deportivo o una fundación. Pero también suele ser la persona que clasifica minuciosamente las facturas de todo el equipo, en el afortunado caso de que se hayan solicitado a tiempo.
En Kuorum llevamos años trabajando codo con codo con tesoreros de todo tipo de organizaciones. Y estas son las cinco claves realistas que hemos aprendido de los mejores:
1. Combinar visión a largo plazo con un control minucioso
Como en tantos otros ámbitos, muchas veces las tareas urgentes del día a día restan tiempo a lo importante. Tener un visión clara requiere entender bien el contexto. Existen herramientas como el análisis PEST, el análisis DAFO o una sencilla comparativa con otras otras organizaciones similares que pueden ser muy útiles para tomar decisiones. Un buen tesorero no solo controla lo que entra y sale: identifica patrones, detecta riesgos y sabe leer los números como una historia.
No necesitas ser economista, pero sí tener la costumbre de hacerte estas preguntas:
- ¿Tenemos más gastos que ingresos?
- ¿Qué pagos están pendientes?
- ¿Estamos mejor que hace seis meses?
- ¿Tenemos capacidad para realizar las inversiones estratégicas necesarias?
El control sin visión es contabilidad. La visión sin control es un riesgo.
2. Utilizar herramientas digitales para una gestión económica ágil y transparente
Hoy en día, seguir gestionando la tesorería con Excel o papel es arriesgado y poco eficiente. Existen numerosas herramientas para tesoreros de asociaciones y otras entidades:
- Holded: Herramienta de gestión contable que te permiten conciliar ingresos y gastos, planificar flujos de caja y automatizar informes.
- Pleo: Tarjetas corporativas virtuales que permiten a los usuarios digitalar sus tickets de gasto con una simple foto.
- Kuorum: Plataforma que permite organizar asambleas presenciales, virtuales o híbridas sin esfuerzo, para que la aprobación de presupuestos no sea un escollo.
- Payfit: Para la automatización de las nóminas.
Usar la tecnología adecuada mejora la eficiencia, reduce errores y aumenta la confianza de socios, interventores o auditores.
3. Comunicar con claridad y rendir cuentas con confianza
Una parte esencial del trabajo del tesorero es explicar las cuentas. Y no todo el mundo tiene formación financiera. Por eso, un tesorero eficiente sabe comunicar con claridad:
- Presentar informes económicos comprensibles.
- Responder preguntas en asambleas o reuniones, también a través de videoconferencia.
- Justificar desviaciones o decisiones económicas con datos.
No se trata solo de hacer bien el trabajo, sino de saber contarlo.
4. Anticiparse y planificar a medio y largo plazo
La buena gestión económica no es solo controlar el presente, sino también prever el futuro. Un tesorero eficiente:
- Elabora presupuestos realistas.
- Identifica gastos estacionales o recurrentes.
- Prevé escenarios negativos (falta de cuotas, menos subvenciones, etc.).
- Propone mejoras o ajustes antes de que sea tarde.
Anticiparse es una forma de proteger la organización.
5. Actuar con transparencia, ética y responsabilidad
El tesorero es quien gestiona el diner pero el dinero no es suyo. La confianza que deposita la organización en esta figura exige una conducta ejemplar:
- Decisiones éticas, aunque no siempre sean populares.
- Cumplimiento de las obligaciones legales, fiscales y contables.
- Máxima transparencia: Una alta participación en las asambleas de la organización es una buena señal de la salud democrática de la organización.
Un tesorero eficiente inspira tranquilidad y profesionalidad.