Un presupuesto participativo es un método de participación ciudadana en el que se involucra a los vecinos en la decisión de la asignación de recursos económicos a diferentes proyectos de mejora de la ciudad. Los presupuestos participativos son procesos complejos que requieren de grandes esfuerzos técnicos y de comunicación. Por eso no es recomendable acometerlos en municipios en los que no exista una fuerte cultura de participación o en los que el ayuntamiento no disponga de empleados públicos cualificados.
Si eres un concejal o técnico de participación y no estás seguro de si es conveniente apostar por unos presupuestos participativos para tu ciudad, puedes empezar por responder a estas preguntas: ¿Dispongo de un censo de participación con suficientes emails? ¿Se ha desarrollado antes algún proyecto de participación ciudadana online en el municipio? ¿Existe un tejido asociativo sano y activo? Si alguna de tus respuestas es no, entonces, lamentablemente, aún no ha llegado tu momento. Si, por el contrario, has respondido afirmativamente a todas, hay algunos detalles que no debes olvidar.
Lo primero que debes hacer es reservar una partida de los presupuestos municipales para este cometido. Si es la primera vez que lo haces, procura que esta partida no supere el 2% del presupuesto total. Y recuerda reservar al menos un 0,5% de la misma para la campaña de difusión.
Existen diversas metodologías para llevar a cabo unos presupuestos participativos. El proceso más común consiste en pedir a las ciudadanía que haga propuestas y recabe apoyos. Después las propuestas pasan por una evaluación técnica en la que se descartan aquellas que no cumplen con los criterios del proceso y se valora el coste económico de las demás. Para concluir los proyectos pasan a una votación final. Esta metodología y sus variantes requieren un gran esfuerzo por parte de los técnicos del ayuntamiento a la hora de evaluar las propuestas, por lo que es importante dimensionar bien los recursos y avisar a los empleados públicos con suficiente antelación para que planifiquen el pico de trabajo.
Una alternativa a este modelo consiste en aceptar solamente propuestas cualificadas por parte de aquellas entidades que desean llevar a cabo los proyectos – empresas, asociaciones, organizaciones sin ánimo de lucro, etc. Las mismas entidades presupuestarán sus proyectos, de manera que la fase de evaluación será menos intensiva. Y como está en el interés de los autores de los proyectos el acabar siendo seleccionados, éstos nos ayudarán a darle mayor difusión al proceso. A cambio, los ciudadanos sólo participarán en la votación final y no serán proponentes activos de los cambios que quieren para la ciudad.
Por último, para ayuntamientos primerizos, existe la opción de convertir los presupuestos participativos en una simple consulta. El ayuntamiento dará varias opciones en las que invertir el dinero – áreas temáticas o proyectos concretos – y los ciudadanos seleccionarán una o varias. Esta opción es la menos flexible pero tiene la ventaja de ser muy sencilla de explicar y de difundir.
Todas las metodologías tienen sus pros y sus contras. Elige la que mejor se adapte a la realidad de tu municipio y a los recursos de los que dispongas. Una vez elegida la metodología, podrás elegir la tecnología que vas a usar para la el proceso online y empezar a planificar el proceso. No olvides elaborar un calendario y reunir a tu equipo para asignar tareas. En Kuorum llevamos años asesorando a gobiernos regionales y locales en materia de participación ciudadana; si buscas apoyo externo para alguna de las etapas del proceso, no dudes en contactarnos.